Por Sonia Balza
Los procesos de recomposición
laboral y salarial implican prácticas y experiencias de trabajo que se gestan
al calor de los cambios políticos, sociales y económicos, y deben ser
entendidas a partir de la relación capital-trabajo asalariado. Dicha relación
involucra un proceso de producción y reproducción de relaciones sociales y
también de producción de una experiencia de esas relaciones, que reviste un
carácter histórico (Burawoy, 1989).
En ese
sentido, proponemos pensar las relaciones sociales de producción del presente
contexto, en contraposición a la experiencia de la etapa neoliberal, que demostró, en distintos
ámbitos, la crisis de legitimidad de las políticas llevadas adelante desde mediados de los años
setenta. De acuerdo con Gago (2013) no entendemos al neoliberalismo como un
conjunto de políticas económicas impuestas desde “arriba” y combatidas desde
“abajo”, sino como matriz móvil de pensamiento y acción (Abal Medina, 2014,
Ezcurra, 2008; Gago, 2013; Grondona, 2013; Pierbattisti, 2008). Como decíamos,
creemos que las políticas económicas que desembocan en los estallidos sociales
de diciembre de 2001 han entrado en cierta crisis de legitimidad al llevar al
extremo de la vulnerabilidad las condiciones materiales de existencia de buena
parte de la población argentina.
El presente trabajo tiene como
propósito examinar el desempeño del mercado de trabajo argentino entre los años
2002-2014. Elaboramos una periodización para explicar los cambios en la
composición del empleo en todo el período, destacando principalmente la
dinámica del trabajo en relación de dependencia registrado y no registrado. A
este último lo entendemos como parte del fenómeno más complejo de la
informalidad laboral en tanto dimensión central de la precariedad en el empleo.
A su vez la precariedad es entendida como problemática transversal a la de por
sí asimétrica relación capital-trabajo.
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